9 maneras de tener “afilada tu hacha”

Es posible que has escuchado o leído alguna vez la fábula del leñador… o la de los dos leñadores, una versión de la anterior que introduce respecto de la primera el factor de la competencia entre leñadores. De forma resumida, la fábula narra la historia de un leñador que, muy agradecido a su jefe por haber conseguido un buen empleo como cortador de leña y para congraciarse con éste, se dedica sin descanso a talar árboles cada vez con más fuerza y motivación. La paradoja es que el leñador comprueba con el paso de los días que su desempeño es peor y que, pese al descanso reparador, el interés, la motivación y las ganas de las que hace gala, cada día el número de árboles que logra talar es significativamente menor que el anterior. Abatido y desmotivado, acude a su jefe para disculparse por el empeoramiento de sus resultados.

Si la versión es la de los dos leñadores que compiten, la fábula incide sobre el mejor desempeño de uno sobre el otro. Uno trabaja sin descanso, el otro parece dedicar mucho menos tiempo a talar y mucho más a holgar y, sin embargo, los resultados de este segundo son mucho mejores.

Los árboles y el bosque

 

Esencialmente, la enseñanza de estas dos fábulas es la misma: nos preocupamos de los árboles que hemos de cortar a diario sin darnos cuenta de que nuestra segur pierde filo y que ya no tala con la misma eficacia. Es decir, estamos tan ocupados en nuestras tareas diarias, en apagar fuegos, que olvidamos lo importante que es afilar nuestra hacha.

Las interpretaciones sobre lo que significa ese afilar el hacha son bastante heterogéneas. Podemos pensar que se refiere a querer recapacitar sobre lo esencial de forma periódica, es decir, a reflexionar sobre cuáles son nuestros verdaderos objetivos en la vida, hacía dónde queremos encaminar nuestros pasos. Otra enseñanza de la fábula podría ser que muchas veces nuestros árboles son tareas menores, repetitivas, delegables o directamente prescindibles; y que no dedicamos el suficiente esfuerzo a las tareas importantes, esenciales. En ambos casos podríamos decir que la fábula alude a ver el bosque además de los árboles.

Yo, querido lector, comparto contigo una interpretación personal: si quieres aprovechar las oportunidades que se te van a presentar en este año que comienza, ten tu hacha muy bien afilada. Es decir, intenta transcender de la vorágine del día a día (eso sí, cumpliendo con tus objetivos) y afila tu hacha para cuando tengas la oportunidad de utilizarla, de talar a muerte. Por ejemplo, si quieres hacerte más imprescindible en tu empresa o si estás buscando un nuevo proyecto profesional en el que integrarte -buscando trabajo, vamos- mantente en las mejores condiciones, en alerta, con tu hacha en disposición de cortar como un bisturí.

Maneras de tener tu hacha afilada

  1. En posición de alerta. Las informaciones que recibes compiten por tu atención. Así que discrimina, estate alerta sobre aquellas informaciones que realmente te interesan y préstales la vigilancia que merecen: sobre un nuevo puesto en tu empresa, cambios en el organigrama o en el accionariado, ofertas de empleo, etc.
  2. Mantente motivado. Dice mi apreciado y admirado (a partes iguales) Andrés Pérez Ortega en su libro “Expertología” que “Éste es un libro de autoayuda (o te ayudas tú o no te ayuda nadie)”. Pues eso: estar motivado te va en el sueldo. Si te cuesta, busca. Existen cientos de herramientas y de personas que pueden ayudarte.
  3. Optimiza tu tiempo. Dice mi amigo Raúl Sanchís que “sin tiempo, no hay dinero”. El tiempo es el recurso más democrático. Todos disponemos del mismo… aunque, ni de lejos, lo optimizamos igual. Si quieres la fórmula más sencilla (pero una de las más complicadas de seguir) para el éxito aquí la tienes: HONRA TU TIEMPO.
  4. Conócete mejor. Decía Alejandro Magno que “Conocerse a uno mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones. Si uno consigue conocerse a fondo a sí mismo, sabrá comprender a los demás y la realidad que lo rodea”. En definitiva, conocerse implica mejorar. Ni mil palabras más.
  5. Mejora tu conducta. Hasta hace muy poco se solía decir que “a uno se le contrata por lo que sabe, pero se le despide por lo que hace”. Aunque ya no sea estrictamente así -al menos en lo que concierne a la contratación- no es menos cierto que es la manera de desempeñarnos por la vida (el cómo actuamos) la que marca el éxito en nuestros propósitos. Si hay algo que de tu comportamiento que has de mejorar, hazlo sin dilación.
  6. Trabaja tu Estrategia Personal y Marca Personal. Creo haberle oído a Andrés Pérez Ortega que “marca personal es lo que dicen de ti cuando tú no estás” y, hoy en día, esa reputación (buena reputación, se entiende) es crítica. En todo caso, y citando de nuevo a Andrés, la Marca Personal te permite “aumentar tu valor y multiplicar tus opciones”.
  7. Aumenta tu resiliencia. “La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones que permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas” Chávez y E. Yturralde (2006) Es claro que te vas a encontrar muchas piedras en el camino, sobre todo, si quieres avanzar (la otra opción la de quedarte cómo estás, ni la contemplo) Así que acepta la realidad pero afánate en cambiar las cosas y hazlo de forma perseverante. Las dificultades son parte del camino y no hay nada como echar una mirada a nuestro alrededor para resituarnos en nuestra supuesta desgracia.
  8. Trabaja tu empleHabilidad®. Como compendio de todo lo anterior, la empleHabilidad® es el método que te permitirá tener tu hacha afilada para, cuando llegue el momento, talar todas las oportunidades de mejora y desarrollo que se te presenten.

 

 

9. Vuelve a empezar. Siento decírtelo: la senda de la mejora, de tu progreso, no tiene fin. Quiero decir que es un proceso cíclico en el que, una vez alcances tus metas, habrás de plantearte cuáles son los nuevos retos que deseas plantearte… ¡y alcanzar! Es un trabajo que puede parecer duro pero es tremendamente satisfactorio. Piensa en cómo te has sentido cuando has conseguido algo que te ha requerido un gran esfuerzo,. Hay pocas sensaciones tan placenteras.

Te animo a que pongas en práctica al comienzo de este año estas 9 herramientas para que el 2017 te sonría y sea un año de éxitos, salud, fuerza y abundancia.

¿Estás listo? ¿Quieres que te acompañe?

 

Gracias por tu tiempo y atención, querido lector.

Alfredo Muñoz Quiles

Gerente de Carreras Profesionales

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